LaDanta LasCanta*
Juana La Avanzadora, Manuela Sáenz, Negra Hipólita y Josefa Camejo son
nombres que remiten a una parte fundamental de nuestra historia. Han pasado a
representar a todas las mujeres que han protagonizado hechos heroicos, más allá
de que estos no tengan una sólida base histórica. Se han convertido en
heroínas que forman parte no solo del distintivo enarbolado por las
instituciones y las distintas organizaciones de mujeres que existen en nuestro
país, sino que, incluso, algunas de ellas han entrado al Panteón Nacional.
Estas y otras mujeres han pasado a formar parte del conjunto de símbolos
que representan a la agenda política del gobierno bolivariano. Aunque en la
llamada Cuarta República mujeres tales como Luisa Cáceres de Arismendi fueron
tratadas como heroínas, fue a partir del gobierno del Hugo Chávez que se le dio
más relevancia a mujeres “excepcionales” de ascendencia negra o mestiza.
Notabilidad que se manifestó en el discurso oficial de la dirigencia y en la
constante presencia de sus nombres e imágenes en los espacios públicos.
Un buen ejemplo del valor simbólico que adquirieron estas figuras en el
pasado reciente fue el black out
petrolero del año 2002. Maniobra usada por las cúpulas empresariales y
políticas para sacar al presidente Chávez del poder, después del fallido golpe
de Estado del mes de abril. La estratagema más significativa del “paro
petrolero”, iniciado a principios de diciembre, fue el fondeo en el Lago de Maracaibo del tanquero Pilín León, cargado con 44 millones de litros de gasolina y
gasoil. Su rescate, el día 21, marcó un punto de no retorno en el
restablecimiento del control de la industria petrolera por parte del gobierno.
Uno de los primeros actos para afirmar el nuevo status de PDVSA fue sustituir
el nombre de la miss estampado en la superficie del tanquero –el orgullo
de los venezolanos- por el de Negra Matea (así sucedió con el resto de los
buques). Fue un contundente golpe simbólico: definitivamente, al mando estaban
otro tipo de líderes, quienes defendían la soberanía, preservaban a la
industria petrolera contra intereses extranjeros, llevaban adelante un proyecto
revolucionario y conocían la importancia del uso político del pasado. Quedaba
enterrada en el pasado la dirigencia vende patria que tenía como referencia la
industria de las misses, la imaginería sábadosensacionalista y la
cultura Pepsi.


Sin embargo, esta no fue la única ocasión en el que se sustituyeron nombres
instituidos por otros más afines a la ideología nacionalista, anti imperialista
y revolucionaria defendida por el gobierno. Recordemos que se cambió el nombre
del país, se cambió el nombre de la efeméride del 12 de octubre y se cambiaron
los nombres de varios espacios públicos e instituciones. Los nombres de las heroínas
de la independencia comenzaron a aparecer en diversos lugares y sus figuras
encabezaron marchas, concentraciones, encuentros y espacios de formación
política a lo largo y ancho de nuestro territorio. En otras palabras, empezaron
a formar parte del tesoro de símbolos de quienes se identificaban como
chavistas y, en específico, de sus distintos movimientos de mujeres. Ahora son
parte de las imágenes levantadas por todos aquell@s que luchamos por un mundo
mejor.
Por otra parte, la visibilización de determinadas mujeres que jugaron un
papel importante en el pasado ha formado parte importante del discurso político
del movimiento de mujeres y de las feministas. Ha contribuido a crear una
genealogía y a establecer una continuidad entre las luchas pretéritas y las
presentes. Este rescate del olvido ha sido importante para destacar el papel
protagónico que han tenido las mujeres en los conflictos ambientales y en las
lucha contra los proyectos extractivistas. Son acciones fundamentales para ir
ganando espacio en el orden simbólico dominado por lo masculino.
En definitiva, tod@s conocemos el valor político de los nombres. Sabemos
que visibilizan luchas, legitiman discursos y sancionan determinadas prácticas.
Pero también lo saben los demagogos, la diferencia es que ellos pretenden que
las palabras -cual varita mágica- conviertan a cualquier institución, colectivo
y proyecto en revolucionario o socialista. La satisfacción del demagogo se
limita a que el uso de los nombres sustituya el dilatado trabajo político.
En los últimos meses y con el fin de justificar la entrega de nuestros
bienes comunes y la destrucción de los ecosistemas que significa el Arco Minero
del Orinoco (AMO), el gobierno del presidente Maduro ha decidido jugar con los
significantes y símbolos que identifican a los ecologistas y a las mujeres
organizadas: el resultado más palpable ha sido la creación de un ministerio que
es un oxímoron (Ministerio para el Desarrollo de la Minería Ecológica) y la creación de una
aberración semiótica: denominar los cuatro bloques del AMO en los que se
establecerán las compañías mineras transnacionales con los nombres de lasmujeres mencionadas.
Suponemos que los autores de esta iniciativa creen que estos trucos
semióticos tienen el poder de cambiar la realidad: convertir la minería en un
acto ecológico y transmutar los bloques donde se extraen el coltán, el
diamante, el oro, el hierro y la bauxita en lugares de la memoria. Estos
demagogos tropicales han llevado su fe en el poder de las palabras a su máxima
expresión. Una secuela de aquel gesto de transformar la realidad con solo
escribir la palabra socialista.
No funcionó en el pasado y no funciona ahora. El nombre del ministerio
pasará a la historia como el acto de cinismo más burdo de los últimos tiempos,
pero la designación de los cuatro bloques del AMO con los nombres de mujeres
destacadas muestra un desprecio por nuestra historia y una burla a las mujeres
organizadas, las ecologistas, las feministas y las ecofeministas. Al vincular
el nombre de estas mujeres a un espacio de explotación, destrucción y muerte,
se produce el efecto contrario al que buscaban obtener los propagandistas del
extractivismo, pues este no pasa de ser un gesto obsceno en el que quedan al
descubierto sus verdaderos propósitos: cualquier maniobra es válida para lograr
nuestro consentimiento al AMO.
*Grupo feminista de investigación y acción.
Juana “La Avanzadora” (1790-1856), esclava liberada que
tuvo una participación significativa, según los testimonios orales, en la
célebre Tercera Batalla de Maturín (25 de mayo de 1813) con la Batería de las Mujeres.
Además, luchó en varias batallas durante la guerra de independencia de
Venezuela. Recibió su apodo por ser la primera en enfrentarse a las
tropas realistas. Al igual que muchas mujeres, también curó heridos y enterraba a los
muertos. Manuela Sáenz (1795-185), reducida por la razón patriarcal al
papel de amante de Simón Bolívar; esta ecuatoriana destaca por ser una gran
luchadora por la independencia de Perú, Ecuador y Bolivia. Le salva la vida a
Bolívar en 1828, en el acontecimiento conocido como la Conspiración
Septembrina, además, defendió durante el resto de su vida el ideario
bolivariano. Entre otras distinciones, le fue otorgada la orden “Caballeresa
del Sol” de la Orden El Sol del Perú por su contribución a la independencia de Perú, así como el ascenso post mortem, en 2007 por iniciativa del
presidente Rafael Correa, a generala del ejército ecuatoriano. Negra
Hipólita (1763-1835), fue esclava de la familia Bolívar Palacios, y por lo
tanto, le fue encargado –como a gran parte de las negras esclavizadas- el
amamantamiento y la crianza de Simón Bolívar, quien siempre la consideró como su
madre y padre. El Libertador le concedió su libertad en 1821; asimismo, instó
varias veces a sus allegados, entre ellos a su sobrino Anacleto Clemente, a su
hermana María Antonia y a José Ángel Álamo, para que Hipólita recibiera una
mensualidad de 30 pesos, petición que tardó en ser cumplida. Josefa Camejo (1791 – se desconoce fecha de su
muerte) fue una de las muchas mujeres que participaron activamente en la vida
política y lucharon por la independencia de Venezuela. Se destacó, junto con otras compañeras, por haber
firmado en 1811 una comunicación titulada Representación
que hace el bello sexo al Gobierno de Barinas con el fin de ofrecerse a defender al
gobierno de Barinas ante la inminente invasión de los guyaneses por San
Fernando. Como muchas mujeres afectadas por la guerra emigró, vio morir a sus
seres queridos y curó heridos. En 1821 lideró una rebelión contra los realistas
en la provincia de Coro y enfrentó al jefe realista Chepito González. Ese mismo
año leyó, en Pueblo Nuevo, el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro.
Zabdiel Gutiérrez, “Agenda Económica
Bolivariana protege derechos del pueblo ante burguesía saboteadora” en
http://vtv.gob.ve/agenda-economica-bolivariana-protege-derechos-del-pueblo-ante-burguesia-saboteadora/